TERAPIA MIOFUNCIONAL. TRASTORNOS OROFACIALES.

Un gran número de consultas para tratamiento logopédico deriva de trastornos orofaciales.

El desarrollo de las funciones orales y el crecimiento de la estructura facial están directamente relacionados. La falta de armonía en la evolución de cualquiera de estos factores (funcional o estructural) puede ocasionar trastornos o retrasos en todo el sistema orofacial.

Hasta hace pocos años, el tratamiento de las deformidades maxilofaciales era realizado exclusivamente por cirujanos u ortodoncistas. En la actualidad el conocimiento de teorías sobre el crecimiento facial (como la de Enlow, 1984) y el trabajo de los logopedas y rehabilitadores proporcionan un nuevo enfoque a las cirugías ortognáticas desde el punto de vista de la funcionalidad, en un intento de conseguir el equilibrio esquelético- funcional.

Las alteraciones en las partes óseas, sean congénitas  (p.ej., las fisuras) o adquiridas (como los traumatismos) acarrean consecuencias a la musculatura facial, a los órganos fonoarticulatorios y a sus funciones.

Así mismo, las cirugías y los tratamientos ortognáticos que modifican la forma y el tamaño de los huesos (provocando alteraciones esqueléticas y en la arcada dentaria) originan cambios en la musculatura y en toda la dinámica facial.

Por otro lado, los trastornos en las funciones orofaciales (respiración, succión, masticación, deglución), ocasionan distorsiones en el crecimiento óseo y en la configuración de la arcada dentaria.

Todos estos trastornos orofaciales se abordan desde la logopedia a través de la Terapia Miofuncional que es la terapia muscular facial, realizada para la obtención de mayor armonía y mejora de las funciones orofaciales, en la cual se engloba, entre otros, el tratamiento de la deglución atípica íntimamente relacionada con la maloclusión dental.

Terapia miofuncional (objetivos, procedimientos, técnicas y áreas de aplicación)

La terapia miofuncional (TMF) realizada por logopedas se encarga de prevenir, valorar, diagnosticar y corregir las disfunciones que pueden interferir, tanto en la producción del habla como en las diferentes estructuras del sistema orofacial, desde el nacimiento hasta la vejez.

Los procedimientos y técnicas se utilizan para:

– Equilibrar o compensar las estructuras óseas implicadas y las estructuras musculares a nivel orofacial y contiguas a éstas.
– Crear nuevos patrones neuromotores de comportamiento y llegar a una generalización.
–  Reducir las parafunciones.
– Mejorar la estética del paciente.

Áreas de aplicación de la terapia miofuncional.

1. Patologías funcionales (dislalias y degluciones atípicas):

– respiradores bucales.
– disfunción lingual.
– incompetencia labial.
– trastornos de la masticación.
– rehabilitación tubárica. Disfunciones en la trompa de eustaquio.
– reeducación del velo palatino.

2.  Malformaciones faciales, craneales y bucales (disglosias y maloclusiones).

La oclusión ideal, es aquella en la cual los órganos dentarios ocupan una posición articular correcta con sus vecinos y antagonistas.

Quizá la clasificación más utilizada es la que presentó Edward H. Angle en 1899. En ortodoncia, se han propuesto un gran número de clasificaciones, pero ninguna ha reemplazado al sistema de Angle, ya que este método es considerado y conocido universalmente. Él estudió las relaciones mesiodistales de las piezas dentarias basándose en la posición de los primeros molares permanentes y describió las diferentes maloclusiones, las llamó CLASES.

La oclusión clase I es considerada como la oclusión ideal. La clase I de Angle, consiste en que la cúspide mesio-vestibular del primer molar superior permanente ocluye en el surco bucal de los primeros molares inferiores permanentes.

La clase II de Angle, se presenta cuando la cúspide mesiovestibular del primer molar superior permanente ocluye por delante del surco bucal de los primeros molares inferiores.

La clase III de Angle, tiene lugar cuando la cúspide mesiovestibular ocluye por detrás del surco bucal del molar inferior.

Maloclusiones

Las maloclusiones dentarias son desórdenes muy frecuentes. La mayoría de las veces su origen es de carácter hereditario, pero otras veces, estas alteraciones vienen dadas por malos hábitos que afectan la función y la estética del paciente. Entendiéndose por hábito, todas aquellas prácticas fijas producidas por la constante repetición de un acto. Con cada repetición el acto será menos consciente y si es repetido muy a menudo, será relegado a una acción inconsciente. En otras palabras, se puede definir como la práctica de un mismo acto de manera inconsciente con variación en la intensidad y en la frecuencia. Los hábitos orales pueden ser clasificados en:

– Útiles: Aquellos hábitos que forman parte de la actividad natural como la respiración, posición de los dientes, lengua, labios y mejillas durante la deglución, fonación, etc.
– Nocivos: Aquellos que ejercen fuerzas perniciosas contra los dientes, arcos dentarios y tejidos blandos, ej. succión de mamadera, succión de dedo, succión de chupete, interposición lingual, interposición de labio e interposición de objetos (juguetes).

Los hábitos bucales nocivos o anormales, debido a que actúan sobre rebordes alveolares maleables que están en proceso de calcificación o madurez, son capaces de producir serias alteraciones que traen cambios en la oclusión, ya que actuarán sobre el posicionamiento de los dientes. Esto significa que cualquier tipo de fuerza que actúe de forma constante sobre la dentición alterará la situación en que se encuentran los dientes.

Hábitos Nocivos:

– Se conoce como succión digital al hábito que consiste en introducir un dedo (generalmente el pulgar) en la cavidad oral, es un tipo de succión no nutritiva. Éste es el más frecuente de los hábitos orales patológicos que pueden presentar los niños y generalmente implica una contracción activa de la musculatura perioral. Las maloclusiones que se asocian al hábito de succión digital son: mordida abierta anterior, protrusión de incisivos superiores, retroinclinación de incisivos inferiores, clase II, paladar ojival y mordida cruzada. Estas maloclusiones no se producen exclusivamente por la presión directa que ejerce el dedo sobre las arcadas, sino que su desarrollo también se ve favorecido por la modificación del funcionamiento de la musculatura perioral y lingual que provoca el hábito.
– El uso del chupete es una de las costumbres más frecuentes en los niños. La succión del chupete puede llevar a la mordida superpuesta, la mordida abierta y la mordida cruzada. Parece quedar demostrado que el uso del chupete constituye un factor de riesgo para el desarrollo de otitis media. Sin embargo, hay que puntualizar que se trata de un factor de riesgo más entre otros muchos, y, desde luego, no uno de los más influyentes de entre todos los descritos.

Los efectos sobre la dentición y formación de la boca no son muy distintos, dependiendo de si el objeto del chupeteo es el chupete o algún dedo del niño. Sin embargo, las siguientes son diferencias entre ambas situaciones:

– El hábito de uso del chupete es mucho más fácil de interrumpir, ya que podremos tener más control que sobre el uso del dedo. El chupete siempre se podrá tirar a la basura y decirle que ha desaparecido (“misteriosamente”). El dedo, por el contrario, siempre lo tendrá a mano.
– Los chupetes resultan ser objetos de succión más blanditos y causan menos daño a los dientes, sobre todo si la elección del chupete es correcta.
– El recubrimiento del chupete permite aliviar la tensión ejercida sobre los dientes.
– Los chupetes pueden lavarse enérgicamente, todas las veces que haga falta.

Si el hábito de succión aún se mantiene hacia los 6 años de edad nos encontraremos con problemas en la dentición, por lo que es aconsejable que abandonen el chupete o la succión del dedo antes de los 4 años.

Tratamiento de las maloclusiones

El ortodoncista deberá tratar una maloclusión dental desde el punto de vista etiológico y multidisciplinar. Si el tratamiento es etiológico el resultado será duradero, sin embargo, si no se ha eliminado el origen del trastorno orofacial el resultado será pobre y poco estable. De ahí la necesidad de abordar los trastornos orofaciales desde diferentes especialidades y ángulos entendiendo la boca como una unidad.

La relación de la Logopedia con la Odontología se establece, ante la necesidad de rehabilitar las disfunciones neuromusculares de la deglución, la articulación de fonemas, la respiración, la posición de reposo y de función de la boca, la masticación, y en definitiva la actividad muscular bucofacial.

De esta forma no sólo se realiza un tratamiento etiológico, sino también preventivo y de control de recidivas después de realizar las correcciones ortodóncicas.

3. Patologías neurológicas o neuromusculares (disfagia y disartria).

4. Secuelas quirúrgicas de AVC (accidentes vasculares agudos) o TCE (traumatismo craneoencefálico).

5. Post-intervenciones de la zona oral.

6. Cirugía tumores cara o cuello.

7. Cirugía plástica reconstructiva.

8. Roncopatías.

9. Pacientes geriátricos, enfermedades neurológicas o degenerativas, TCE, niños prematuros, etc.

 

Alteraciones asociadas a los trastornos orofaciales

Algunas de las más comunes patologías orofaciales son entre otras:

  • Dislalia por hipotonía orofacial
  • Respirador bucal
  • Parálisis faciales
  • Labio leporino
  • Lisura palatina
  • Deformaciones por hábito de chupar el dedo
  • Abandono tardío  del chupete y del biberón
  • Empuje lingual deglución atípica

Respiración

La respiración es un proceso fisiológico muy importante (vital) para el ser humano.

El aire se inhala por la nariz, donde se calienta y humedece. Las fosas nasales están conectadas con los senos paranasales o cavidades sinusales, unos espacios huecos del interior de algunos huesos de la cabeza que contribuyen a que el aire inspirado se caliente y humedezca. Después el aire pasa a la faringe, sigue por la laringe y penetra en la tráquea. A la mitad de la altura del pecho, la tráquea se divide en dos bronquios que se dividen de nuevo, una y otra vez, en bronquios secundarios, terciarios y, finalmente, en unos 250.000 bronquiolos.

Podemos clasificar cuatro formas de respiración:

– Clavicular: es la realizada por la parte superior de los pulmones. Debido a la forma piramidal de los sacos pulmonares, éste es el tipo de respiración que menos cantidad de oxígeno provee al organismo.
– Costal: es la realizada por la parte media de los pulmones a nivel costal. Es raro que este tipo de respiración se produzca sola, estando siempre acompañada de una respiración clavicular o abdominal.
– Abdominal: se realiza en la parte baja de los pulmones, y permite mayor ingreso de oxígeno que las anteriores debido también a la forma piramidal de los sacos pulmonares.
– Respiración completa: Se produce por el total llenado de los pulmones, incluyendo la parte baja, media y alta de los mismos. Se realiza de forma pausada, y sin forzar la capacidad pulmonar.

Las alteraciones respiratorias son una causa frecuente de trastornos orofaciales.

La respiración nasal es imprescindible para un buen desarrollo de las funciones orofaciales y, por consiguiente, un crecimiento esquelético armonioso.

Entre las alteraciones más frecuentes de las vías aéreas superiores podemos destacar:

– Desviación del tabique nasal.
– Hipertrofia de las vegetaciones adenoides.
– Malformaciones de los huesos nasales.
– Hipertrofia de los huesos nasales.
– Hipertrofia de cornetes nasales.
– Bronquitis y alergias respiratorias.

La presencia de respiración bucal suele estar asociada a un patrón facial específico: cara larga y angosta con paladar estrecho y alto, y labio superior corto.

Es evidente que la herencia genética es relevante en la determinación de los tipos faciales, pero no es el único factor. Según Enlow (1984), el factor funcional determina, junto a los factores genéticos la forma y la tipología faciales.

Por lo tanto, si consideramos que los factores funcionales respiratorios son determinantes en el crecimiento de la cara, es obvia la influencia de la respiración bucal en el crecimiento del paladar.

Paciente respirador nasal:

– Labios cerrados. Equilibrio entre la musculatura facial.
– Corriente de aire nasal. El aire que entra por las fosas nasales estimula los procesos de reabsorción ósea y actúa como una columna que empuja el paladar hacia abajo.
– Lengua contra el paladar: en esta posición, durante el reposo y la deglución la lengua empuja el paladar hacia arriba realizando una fuerza en sentido contrario a la corriente de aire nasal. Estas dos fuerzas opuestas ayudan a equilibrar la altura del paladar.

Paciente respirador bucal:

– Labios entreabiertos. Los labios y los músculos faciales, entre ellos el buccinador, quedan hipotónicos.

– Ausencia de la corriente de aire nasal. Las fosas nasales resultarán acortadas.

– Lengua baja: Para permitir el paso del aire por la boca, la lengua adopta una postura baja y, en general, adelantada. En esta posición, la lengua deja de modelar el paladar. El aire que penetra por la boca empuja el paladar hacia arriba. Como no existe la fuerza contraria de la columna de aire nasal, el paladar permanece alto. La falta de estimulación de la lengua contra el paladar, en sentido transversal, ocasiona el estrechamiento palatino. Cuando además la lengua, además de baja, se encuentra adelantada, ejerce presión contra los dientes anteriores.

– Flexión posterior de la cabeza, como tratando de aumentar el espacio aéreo.

Deglución

La deglución es un proceso complejo en el que están involucrados aspectos anatómicos y fisiológicos.

La deglución normal se describe tradicionalmente en cuatro etapas. Dependiendo del sujeto esas etapas pueden tener una duración absoluta diferente. Hay personas que realizan una masticación lenta, triturando varias veces el alimento y otras que realizan muy pocos movimientos masticatorios. Según Queiroz (2002) la deglución puede durar entre 3 a 8 segundos. Se inicia voluntariamente.

Las primeras etapas están sujetas a la voluntad pero las últimas son involuntarias. Somos conscientes de esta diferencia: hay un momento que ya no podemos arrepentirnos y el bolo es deglutido irremediablemente. No hay un acuerdo entre autores para calcular el número de veces que deglutimos al día: niños entre 600 y 1000 y adultos entre 2400 y 6000. En la vejez la frecuencia disminuye como lo hace la cantidad de saliva.

Fases de la deglución normal:

1- Fase oral. Se extiende desde la introducción del alimento en la boca, o la formación de saliva, hasta su paso hacia la faringe. Esta fase es refleja, consciente o inconsciente (puede se provocada y controlada). Se divide con fines didácticos en  cuatro partes:

– Preparatoria. Empieza después de la acumulación de saliva, de la entrada de líquidos o de la formación del bolo alimenticio. El líquido, la saliva o el bolo. Mediante pequeño movimiento de succión, se posicionan sobre la lengua y en ésta se forma entonces un surco longitudinal.
– Elevación lingual. La lengua se apoya en las papilas palatinas. Empiezan los movimientos de ondulación lingual de delante a atrás, sin desplazamiento de la punta lingual, que se encuentra apoyada en el paladar. Los maxilares se hallan en oclusión céntrica.
– Contacto de la lengua con el paladar blando. El paladar blando, que se encontraba bajo, al entrar en contacto con la lengua sube y se desplaza hacia atrás. El hueso hioides se mueve hacia delante y arriba
– Posición anterior y superior del hueso hioides. El hueso hioides  alcanza el borde de la mandíbula, favoreciendo el paso del alimento hacia la faringe.

2- Fase faríngea. Es involuntaria, consciente o inconsciente. En esta fase se asocian las contracciones de los músculos suprahioideos, faríngeos, laríngeos y linguales. Se produce el alargamiento de la faringe, la respiración se bloquea y se cierra el orificio laríngeo. También se observan otros movimientos, algunos simultáneos: cierre de la nasofaringe debido a la elevación del paladar, cierre de la trompa auditiva y cierre de la orofaringe. Este período finaliza con el paso del alimento hacia el esófago.

3- Fase esofágica. Esta fase es inconsciente e involuntaria. Comprende el paso del alimento desde el esófago al estómago.

Entre las alteraciones más frecuentes de la fase oral figura la deglución atípica cuya definición es: “presión atípica de la lengua o interposición lingual, anterior y/o lateral, durante la deglución”.

La deglución infantil tiene características similares a la deglución atípica. De ahí que se deduce que el origen de esta alteración es la falta de maduración de la función de deglución.

Etiología

Entre los principales factores que favorecen la permanencia de la deglución con patrones infantiles encontramos:

– Malos hábitos orales: Succión digital y labial, succión lingual, onicofagia, succión del chupete y del biberón, alimentación pastosa prolongada.
– Respirador bucal.
– Malformaciones faciales.
– Características genéticas estructurales.
– Hipertrofia de amígdalas.
– Factores emocionales, psicoafectivos, etc.

Características clínicas

En el momento de la deglución:

– Interposición lingual anterior o lateral.
– Contracción de la musculatura perioral.
– Soplo en lugar de succión.
– Movimientos asociados de la cabeza.
– Ausencia de contracción de los músculos maseteros.
– Imposibilidad de deglutir con los labios entreabiertos.

En cuanto a la articulación del habla:

– Sigmatismo anterior lateral.
– Acúmulo de saliva en los labios.
– Escupen al hablar.
– Alteraciones en cuanto al punto de articulación de los fonemas anteriores.

También pueden asociarse:

– Ronquidos y babeo nocturno.
– Formación frecuente de sarro.
– Inflamaciones en las encías, etc.

Tratamiento

Lo primero que investigamos son las causas de la deglución atípica, y sobre todo la respiración. En presencia de trastornos respiratorios que no se deban sólo a un mal hábito, la posibilidad de rehabilitación funcional dependerá de la solución de este problema. La respiración nasal es una condición imprescindible en la rehabilitación de la deglución atípica.

De acuerdo con el paciente y la familia, decidiremos si es el momento adecuado para realizar el tratamiento. Para ello son necesarios ciertos requisitos:

1. Motivación y deseo de cambio por parte del paciente y de la familia.

2. Colaboración con los mismos.

3. Conciencia por parte de todos de que los cambios de hábitos exigen perseverancia y voluntad.

Las cuatro etapas básicas del tratamiento mioterápico son:

1. Ejercicios musculares en los órganos fonoarticulatorios, para adecuar el tono y la movilidad.

2. Entrenamiento de la posición de reposo de los labios y la lengua.

3. Entrenamiento  de los nuevos patrones de respiración, deglución, masticación y fonación.

4. Generalización o mantenimiento de los patrones aprendidos.

Masticación

 

La masticación es una función adquirida, la cual se caracteriza por ser condicionada, aprendida y automática. Los patrones de movimiento masticatorio se desarrollan a partir de la erupción de los dientes primarios.

En el desarrollo de los patrones reflejos condicionados la erupción de los dientes incisivos dan sentido de posición mandibular con lo cual se logran contactos dentarios, gracias a esto se tienen los primeros movimientos de masticación pero aun no coordinados. Luego con los propioceptores periodontales, de la mucosa, articulares y de la lengua se logra una máxima funcionalidad y eficiencia masticatoria.

La masticación tiene tres funciones:

– Mezclar el alimento con saliva y lubricarlo para facilitar la deglución.
– Reducir el tamaño de las partículas de alimento, lo que facilita la deglución.
– Mezclar los carbohidratos del alimento con la amilasa salival para iniciar la digestión de estos.

La masticación se divide en tres etapas:

– Incisión.
– Corte y trituración de las partículas grandes.
– Molimiento final y preparación para la deglución.

Cuando masticamos alternamos los lados, realizando rotaciones mandibulares. Esta alternancia es importante para el desgaste simétrico de los dientes, para estimular por igual las dos articulaciones temporomandibulares y, por consiguiente, para el crecimiento facial armonioso.

Debido a la ausencia de piezas dentarias, mordida cruzada o prótesis mal adaptada, el sujeto a veces realiza la masticación unilateral, o incluso la trituración del alimento con los dientes anteriores.

Los pacientes con prognatismo (mordida de clase III) tienden a una masticación más anterior. Estos sujetos suelen machacar con el dorso de la lengua el alimento contra el paladar.

También se presentan alteraciones de los movimientos mandibulares en los desdentados o en personas con desviaciones acentuadas de la mordida.

Existe también otro tipo masticatorio en el que los movimientos laterales y anteriores con la lengua son exagerados, como si el paciente estuviera rumiando.

Sin embargo, algunos trastornos masticatorios tienen origen en una deficiencia de la estimulación intraoral en la edad apropiada.

En las fases anteriores a la masticación, donde el bebé tiene muy desarrolladas la sensibilidad y la propiocepción bucales, el contacto con diferentes texturas, formas y sabores es condición imprescindible para el desarrollo de una buena función masticatoria.

Fonación / Habla

La relación existente entre motricidad y habla es algo evidente, observando que muchos de los sujetos que presentan desórdenes articulatorios tienen muy poco desarrolladas las funciones motrices. De ahí la importancia de que los órganos articulatorios puedan adquirir la agilidad y coordinación de movimientos suficientes y necesarios para hablar con corrección.

Las actividades bucofaciales deben orientarse hacia la consecución de una adecuada motilidad de lengua, labios y mandíbula. La lengua y los labios actúan activamente, mientras que las mandíbulas, el velo del paladar y las fosas nasales lo hacen como órganos pasivos. La adecuada motricidad de estos órganos es un prerrequisito necesario para alcanzar una capacidad articulatoria suficiente.

Las alteraciones de la articulación del habla que resultan de trastornos miofuncionales están relacionados con las alteraciones en el punto y el modo  articulatorios, debido a las condiciones esqueléticas, musculares y/o funcionales.

Entre las alteraciones articulatorias más frecuentes encontramos:

– Alteraciones en los fonemas labiales: Pueden ocurrir en pacientes con mordida de clase II, en las deformidades anteroposteriores (hipoplasia del maxilar superior), y en algunos casos de parálisis facial congénita (unilateral o bilateral), en algunos trastornos orofaciales, como las fisuras labiales.
– Alteraciones en los fonemas linguodentales o linguoalveolares:En las deformidades anteriores de la arcada dentaria superior, la articulación de los fonemas /t/, /d/, /n/, por ejemplo, se realiza con protusión lingual interdental. En los casos de fisura palatina, asociada o no a fisura labial, suelen producirse trastornos en esta articulación tanto en el punto como en el modo. Los fonemas son sustituidos por golpes de glotis o por fricativas faríngeas, en un intento de compensar el escape de aire nasal y por el esfuerzo que se realiza en esta región durante la articulación. En los prognatas, la articulación de estos fonemas se realiza con el dorso de la lengua, que articula contra los incisivos superiores o contra el paladar duro (zona de los pliegues palatinos).
– Sigmatismo anterior:Es bastante frecuente en pacientes con malos hábitos orales, como los que se chupan el pulgar, y está frecuentemente asociado con la deglución atípica.
– Sigmatismo lateral:En estos casos la lengua suele ser ancha, estimulando los rebordes laterales de las arcadas dentarias. Es frecuente  su asociación con la deglución atípica en pacientes que ejercen presión lateral con la lengua contra las arcadas dentarias. También está asociado a malos hábitos orales, como chuparse la lengua, el dedo índice, etc.
– Las alteraciones en los fonemas /r/ simple y /r/ vibrante múltiple se producen en general, por dificultades en la movilidad del ápice lingual. El frenillo lingual corto, poco elástico o de inserción larga, origina dificultades en la movilidad del ápice lingual.

Alteraciones de la voz.Los trastornos de la voz, asociados a los trastornos orofaciales, suelen ser las que comprometen la resonancia vocal.

Estas alteraciones se originan a partir de trastornos en las estructuras orofaciales, de carácter neurológico o neuromuscular (parálisis cerebral, accidente vascular, etc.), consecutivos a traumatismos craneales, malformaciones, como las fisuras labiopalatinas, u otros síndromes.

Las alteraciones de la resonancia vocal producen los siguientes tipos vocales:

– Hiponasalidad:Es la disminución de la resonancia nasal, en general a consecuencia de desviación del tabique nasal, alergias, pólipos nasales, etc. Este tipo vocal se denomina rinolalia cerrada anterior cuando la obstrucción al paso del aire localiza en la parte posterior nasal anterior, y rinolalia cerrada posterior cuando la obstrucción asienta más atrás.
– Hipernasalidad:el exceso de resonancia nasal suele ser debido a incompetencia o insuficiencia velofaríngea.

Competencia se refiere a la movilidad del esfínter: éste se considera competente si tiene movilidad suficiente para conseguir el cierre, e incompetente si no lo logra.

Suficiencia se refiere al tamaño del velo del paladar: suficiente cuando el velo es largo para lograr el cierre, e insuficiente cuando es corto y no llega a realizarlo.

A pesar de la diferencia entre ambos términos, la gran mayoría de los autores denominan “insuficiencia velofaríngea” a todas las alteraciones del esfínter (sean por incompetencia o por insuficiencia).

Relación del logopeda a través de la terapia miofuncional con otros profesionales

Estamos en una etapa en que está en auge el trabajo interdisciplinar, ya que se han visto mejoras en la rehabilitación de los pacientes. En este apartado se comentan en qué aspectos pueden relacionarse la logopedia, y en concreto la terapia miofuncional, con otras profesiones.

TERAPIA MIOFUNCIONAL Y ORTODONCIA.

El profesional de Logopedia realiza un plan de tratamiento conjunto con el ortodoncista con el objetivo de conseguir educar la musculatura para que las piezas dentarias se sitúen en la posición más fisiológica y estable.

Para alcanzar estos objetivos es necesaria la detección precoz de las alteraciones, así como la eliminación de parafunciones y un tratamiento adecuado, si existen afecciones otorrinolaringológicas o respiratorias.

El funcionamiento de los músculos orofaciales influye en el desarrollo craneofacial, los años de crecimiento son los más importantes, ya que en el curso de los mismos, el adoptar hábitos correctos contribuye a un crecimiento adecuado. La realización de hábitos no deseables como la deglución infantil o la respiración bucal conduce inexorablemente a problemas dentomaxilares en el niño y en el adulto.

He aquí la importancia de conseguir un equilibrio muscular y una función adecuada, por su impacto en el buen desarrollo y en la estabilidad en el tratamiento.

Si los hábitos musculares inadecuados están presentes en el transcurso del tratamiento ortodóncico, la maloclusión puede reaparecer y el fracaso estará ligado al complejo muscular orofacial desviado.

La relación de la Logopedia con la Odontología se establece, ante la necesidad de rehabilitar las disfunciones neuromusculares de la deglución, la articulación de fonemas, la respiración, la posición de reposo y de función de la boca, la masticación, y en definitiva la actividad muscular bucofacial.

De esta forma no sólo se realiza un tratamiento etiológico, sino también preventivo y de control de recidivas después de realizar las correcciones ortodóncicas.

TERAPIA MIOFUNCIONAL Y OTORRINOLARINGÓLOGOS.

Logopedas y otorrinolaringólogos tienen que desarrollar un trabajo conjunto en lo referente a alteraciones en las funciones primarias y secundarias (respiración, deglución, articulación y voz).

Es necesario este trabajo conjunto para poder establecer una buena rehabilitación en los pacientes. El otorrinolaringólogo con una intervención a nivel orgánico y el logopeda trabajando a nivel funcional con toda la musculatura implicada en estas funciones.

TERAPIA MIOFUNCIONAL Y OTRAS DISCIPLINAS.

Hay muchos otros aspectos que influyen en las funciones básicas del sistema estomatognático como lo son las parafunciones.

Estas parafunciones son hábitos o elementos compensatorios que realiza el paciente y que inciden de manera directa, y pueden ser la causa, en las alteraciones en estas funciones básicas.

Muchas de ellas no podrán ser tratadas interviniendo directamente en los órganos alterados, como se da en los casos anteriores, sino que será necesaria la intervención de otros profesionales para llevar a cabo esta rehabilitación.

Algunos de estos profesionales son el fisioterapeuta, el psicólogo, el psiquiatra, el psicoterapéuta, el osteópata, etc.

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